Iniciamos la quinta y última de las entradas dedicadas a esta ruta que bordea la Catedral. En la anterior, nos quedamos en la Plaza de San Felipe Neri, así que retomamos de nuevo el camino a la calle Bisbe pasando por el mismo Arco por el que entramos.
Llegamos hasta la esquina formada en la calle Santa Llúcia con la calle Bisbe. Veréis que este pequeño rincón da mucho para hablar.
Empezaré por lo más fácil de ver, la puerta de entrada al Palacio Episcopal.
EL PALACIO EPISCOPAL. Calle del Bisbe, 5
Este edificio es una joya de la arquitectura del gótico civil catalán, pero no se puede entrar, tan sólo nos dejan asomarnos al patio desde la puerta, siempre llena de curiosos. El horario, si queréis verlo, es de lunes a viernes, de 8.00 a 14.00 h.
Lo que podremos ver al asomarnos, es el amplio patio alrededor del cual se organiza el edificio y la escalinata abierta al exterior.
Este patio es inicialmente de estilo románico, y se erigió entre finales del siglo XII y principios del XIII aprovechando la estructura de la muralla romana. Está muy restaurado, con elementos góticos posteriores, como las ventanas del siglo XIV.
El interior es muy grande, 6.000m cuadrados, y llega hasta la Plaza Nova, así que después volveré a hablar de él.
Dicen que está construido sobre ruinas del antiguo puerto romano, lo que no deja de asombrarme dada la distancia a la que actualmente está el mar.
Volvemos a la calle Bisbe y, concretamente, a la fachada lateral de la Capilla de Santa Llúcia. Donde parece que no hay nada especial, las piedras hablan.
En primer lugar nos fijaremos en el Cordero Pascual esculpido que sostiene una cruz y que representa a Cristo, una imagen común en el románico. Indica una antigua puerta lateral hoy en día cegada.
Si nos fijamos bien en esta pared, descubriremos que en el muro aparecen símbolos tallados. Se trata de marcas realizadas por los canteros o maestros de obra responsables de la obra. Las marcas permitían identificar a los maestros como autores de la construcción de un edificio, su obra era su marca de orgullo y profesionalidad, además de poder contabilizarlas y reclamar así el cobro al patrono de la obra. Si tienes ganas de entretenerte y buscarlas, te diré que en este muro aparecen hasta 5 marcas diferentes.
Nos vamos justo a la esquina, verás tallada una especie de pequeña columna de sección semicircular esculpida en la piedra. Se trata de la “cana”, una unidad de longitud que se hacía servir antiguamente en los territorios de la antigua Corona de Aragón.
Durante la Edad Media este lugar era utilizado como mercado, y esta unidad de longitud se usaba para fabricar las varas de madera o cañas que servían en las tiendas para medir las telas o cuerdas. Para evitar fraudes, el Consell de Cent (gobierno de la ciudad) tenía la costumbre de exponer en un lugar público y bien visible, los patrones de medidas para que pudieran ser comprobadas en cualquier momento por vendedores o compradores.
Por último, justo a la izquierda de la cana, puede leerse la inscripción: "a 2 canas lopov”. Se cree que hace referencia a un pozo (lopov - “el pou”) que se encontraba a dos canas de distancia y que no se veía, posiblemente situado en el patio del Palacio Episcopal.
LA CASA DE L’ARDIACA (DEL ARCHIDIÁCONO) Santa Llúcia, 1
Este edificio estuvo destinado, a partir del siglo XII, a ser la residencia de los Archidiáconos de la catedral. Desde entonces se sucedieron diversas reformas, ampliaciones y modificaciones, la más destacada en el s. XVI por el Ardiaca Lluís Desplà que convirtió esta residencia en un palacio gótico.
El edificio, adosado a la antigua muralla romana, tiene tres alas que describen un patio cerrado por un muro, en el que se abre el portal renacentista (1510-14). Dentro del edificio aún pueden verse una parte de la muralla.
En el siglo XIX, el arquitecto Josep Garriga unificó las dos construcciones y convirtió el patio interior en un claustro, añadiendo el ala de la entrada.
Varias cosas destacan en este patio, como su imponente palmera.
La fuente, que por Corpus, compite con el del cercano claustro catedralicio con l'ou com balla.
O las decoradas baldosas de las paredes.
El edificio fue decorado posteriormente en 1902 por Domènech i Montaner por encargo de sus nuevos propietarios, el Colegio de Abogados de Barcelona. Esta restauración incluyó el buzón modernista de la fachada.
En la revista Mundo jurídico (diciembre 2004 / enero 2005) hay dos páginas de información detallada, donde se explica una anécdota sobre su simbología: "Cuando el Decano del Colegio preguntó al arquitecto el significado de este extraño relieve, éste le contestó que simbolizaba la Justicia que vuela muy alto, pero que los procedimientos administrativos o tropiezos burocráticos, simbolizados por la hiedra, que se deben seguir, la hacen tan lenta como el paso de una tortuga”.
Actualmente hay quien piensa que tocar la tortuga trae suerte, y muchos guías turísticos alimentan esta historia, así que la gente la toca “por si acaso”…por lo que se está convirtiendo en una tradición.
En 1920, la casa pasa a ser propiedad del Ayuntamiento y actualmente aloja la sede del Archivo Municipal de Historia. El Archivo Histórico de la Ciudad de Barcelona conserva la documentación generada por el gobierno de la ciudad desde el siglo XIII hasta el primer tercio del siglo XIX, así como de otros materiales.
Desde 1924 es Bien de Interés cultural. De vez en cuando el edificio se abre al público, yo lo tengo como tema pendiente…
Salimos de este edificio y volvemos para recorrer los últimos metros de la calle del Bisbe y entrar en la Plaça Nova.
LA PLAÇA NOVA
Es un espacio urbano que se abre ante lo que fue la Porta Decumana Destra, una de las cuatro puertas principales que daban acceso a la ciudad romana, flanqueada por dos torres de planta circular. Esta plaza no existió como tal hasta el siglo XIV, aquí romanos y visigodos utilizaban este espacio como mercado de verduras y “otros productos” entre los que se encontraban los esclavos, y también se practicaban ejecuciones públicas.
En el lado izquierdo de la Plaza puede verse un tramo de la muralla romana del siglo IV, así como un fragmento, parcialmente reconstruido a partir de los cimientos encontrados en el subsuelo, del acueducto de suministro a la ciudad romana.
También vemos una hornacina con la imagen de San Roque, del siglo XVI.
El perímetro de la muralla romana era de unos 1350 metros. La ciudad era conocida como la ciudad coronada, ya que disponía de 74 torres. Las torres eran rectangulares, aunque las de las puertas eran circulares. Medían 18 m de alto y unos 6 de ancho.
En el pasado existía un edificio que conectaba ambas torres y que funcionaba como prisión. Esto fue así hasta mediados del s. XIX, momento en el que se derribó la conexión entre las dos torres.
En la muralla de la derecha, mientras se hacían las obras para colocar el ascensor en el Palacio Episcopal, se encontró una pequeña puerta en la muralla romana de la cual unánimemente se ha aceptado su uso como puerta para entrar y salir del recinto romano. Se ha conservado aunque el paso está cerrado.
Al lado volvemos a ver el Palacio Episcopal, con su fachada neoclásica de siglo XVIII.
En la fachada había antiguas pinturas que están en restauración. Actualmente se muestra únicamente una.
Aquí se alojó el Papa Benedicto XVI cuando vino a Barcelona en 2010. Con su visita se aprovechó para restaurar parte del interior. La estancia más amplia del edificio es el salón del Trono, cuyos balcones dan a la plaza Nova: ocupa en altura el espacio de dos plantas, y está decorado con espléndidas pinturas murales de Francesc Pla Duran (1743-1805), más conocido como el Vigatà, que cubren todas las paredes del salón con episodios el Antiguo Testamento.
Al otro lado de la plaza se encuentra el Colegio Oficial de Arquitectos, inaugurado en 1955. El edificio fue decorado con unos frisos diseñados por Picasso. Esta obra desató una considerable polémica, ya que había quien pensaba que el estilo del pintor rompía la armonía arquitectónica del entorno; otros opinaban que el contraste los valoraba mutuamente.
Pero si algo se ha de destacar en esta plaza, es que al estar situada en pleno centro de la ciudad, siempre está llena de gente, y continuamente la podemos ver llena de actividades, artistas y vida.
Y aquí finaliza este recorrido que da la vuelta a la catedral. Si se hace rápido, son unos 10 o 15 minutos. Pero sin nos detenemos en los detalles, podemos necesitar todo un día. Yo he necesitado 5 entradas en el blog y 183 fotos. Espero que os haya gustado.