No, no me he equivocado, soy consciente que no hace mucho publiqué una entrada sobre estos jardines situados en Montjuïc.
Pero después de publicarlo y ver las fotos, que eran del año pasado, decidí seguir mi propio consejo y volver para dar una vuelta. Así que un domingo por la tarde, de esos tranquilos y perezosos, y después de un día en el que lució un sol espléndido y el calor empezaba a apretar, nos fuimos a pasear.
Con este post quiero demostrar cómo, a pesar de conocer un sitio, merece la pena volver. Os invito a comparar las fotos del anterior artículo (podéis clicar aquí) y las de éste: parecen dos parques diferentes.
Podréis ver como la floración es entre uno y otro es distinta. Ya os comenté que los bulbos del parque se replantan cada año, así que ésta vez los jardineros optaron por los contrastes, creando alfombras multicolor de tulipanes.
Otro de los motivos por lo que parece diferente es por la luz. Dicen que la luz del Mediterráneo es única y espectacular, y aquí tenéis una prueba de ello. Las fotos del año pasado se hicieron por la mañana, éstas se hicieron por la tarde, justo antes del atardecer.
Una tercera causa por las que se ven diferentes es la gente. El año pasado fui entre semana, y el parque estaba completamente vacío. Ésta vez fui en fin de semana, y estaba lleno de familias, amigos, parejas... disfrutando del frescor de las praderas verdes y la tranquilidad de este rincón de Barcelona. La gente llena de vida a las fotos y nos conecta con las emociones y las sensaciones.
Y la última razón: porque aunque fotografíes muchas veces lo mismo, según el plano, el enfoque, la luz...cada foto es única y diferente. Aquí os dejo un ejemplo de diversas fotos, todas distintas, de un mismo tema: los nenúfares de los estanques del parque.
Al salir del parque decidimos ir al Palau Nacional a ver la puesta de sol desde este balcón privilegiado de la ciudad. Os dejo con este espectacular ocaso.
Bona Nit! (¡Buenas noches!)
Que bonitos parques, increiblemente cuidados, bonitos.
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