lunes, 12 de octubre de 2015

Vivir el mar y la playa




Al vivir en una ciudadal lado del mar, quizás muchos piensen que lo disfrutamos a menudo. Pero lo cierto es que, con el día a día, el trabajo, la familia, los amigos...puedes pasar muchas semanas sin acercarte a la playa.

Y entonces llega un momento en que necesitas ver más allá de los edificios, y dejar que la vista se pierda un poco más lejos. Entonces cojo la cámara y me acerco hasta el agua y las olas.  El mar tiene un efecto sedante que me encanta.

De esos paseos, os dejo unas imágenes. 





 







 







sábado, 16 de mayo de 2015

El pantano de Vallvidrera y Parque de Collserola




¿Tienes hijos y buscas nuevos sitios donde ir con ellos? ¿Te apetece salir de Barcelona ciudad y disfrutar paseando entre bosques sin necesidad de coger el coche? ¿Disfrutas con un picnic en plena naturaleza? Te invito a que pruebes a acercarte al Pantano de Vallvidriera.


Cómo llegar: se puede ir en coche, pero os recomiendo coger los FCG (líneas S1 Barcelona – Terrassa y S2 Barcelona – Sabadell) y bajaros en la parada Baixador de Vallvidrera. En un cuarto de hora estaréis en pleno Parc Natural de Collserola.


Si queréis ir directamente al pantano, se tiene que cruzar la carretera que hay justo a la salida de la estación. Pero si os apetece ver un poco los alrededores, podéis ir primero en dirección contraria. Un camino escalonado en piedra os llevará hasta la Vil·la Joana que acoge el Museo Verdaguer, y, un poco más arriba, al Centro de Información del Parque y sede del Consorcio del parque de Collserola.


Si os gusta andar, la zona ofrece 6 rutas diferentes, la más corta de 1 km, la más larga de 4,5 km. En el Centro de información podéis buscar planos y más datos.


Para volver de nuevo hacia abajo, en dirección al tren y al pantano, os aconsejo una ruta diferente: el Paseo de las fuentes, un camino fácil y adaptado a personas con movilidad reducida e invidentes.


Podréis disfrutar de la fantástica vegetación de este parque: acacias, castaños de indias, olmos, encinas, pinos blancos y robles.



También encontraréis pequeños rincones donde descansar.


De nuevo en la estación, se debe seguir la calle Camí del Pantà . Es un paseo corto, casi llano y muy cómodo.


El pantano fue el proveedor del agua potable de la antigua villa de Sarrià. Se diseñó en el año 1865 como un proyecto hidráulico por el ingeniero Elies Rogent. A finales del siglo XIX dejó de utilizarse, hasta que el Patronato de Collserola lo recuperó.


En el camino podemos ver la entrada a la Mina Grott es el túnel de un poco más de un kilómetro que se construyó para transportar el agua del embalse de Vallvidrera al antiguo pueblo de Sarriá. Posteriormente (en 1908), aprovechando la galería que atravesaba las entrañas de la montaña, se instaló allí un pequeño tren eléctrico, que causó sensación.


Su importancia no fue sólo como atracción, sino por ser el primer ferrocarril de pasajeros de todo el estado en usar la tracción eléctrica. Funcionó hasta 1916, después de haber transportado a cerca de 40.000 personas, y a causa de las constantes presiones y trabas legales por parte de los promotores de El Tibidabo y del Ferrocarril de Sarrià.


Justo antes de llegar al pantano hay una zona acondicionada con mesas de picnic, sombra y una fuente. A su lado, la llamada Casa Rosada, antigua casa del vigilante del pantano y que actualmente ha sido restaurada.


Después de unas cuantas escaleras, llegamos al pantano, pequeño, acogedor y tranquilo.






La presa tiene unas dimensiones de 50 metros de longitud, 3 de anchura y 15 de altura.


En medio del pantano hay un mirador que se adentra en el agua para observar a los animales.




Collserola es un parque natural protegido, por lo que se debe mantener una actitud respetuosa con el medio ambiente. El embalse ha sido recuperado como hábitat para la potenciación de la fauna anfibia, por ello, está prohibido bañarse…


…tirar piedras…


…o dejar animales, ya que la introducción de otras especies puede dañar la fauna y la vegetación autóctona. Veremos si tras la afluencia masiva de personas no se acaba cerrando el paso a este rincón de naturaleza.


Existe un paseo de circunvalación del pantano que permite pasear y observar el entorno. Para los niños hay espacio para jugar y correr al aire libre. 




También pueden darse paseos por la zona. Al otro extremo del pantano podéis encontrar un camino ascendente por el que poder continuar el paseo.


En la zona hay jabalíes. Yo pude ver éste haciendo la “siesta”.


Después de dar la vuelta al pantano volvemos a desandar el trayecto llegamos de nuevo a la carretera.


Seguimos la carretera en dirección contraria a la estación del tren y llegamos a la iglesia de Santa María de Vallvidrera, antigua parroquia que constituyó el núcleo original de esta población. La parroquia actual es del siglo XVI y estilo gótico.

Yo ya la encontré cerrada y no pude pasar, aunque dentro aún había gente. Al fondo, por detrás, puede verse Vil·la Joana donde está el Museo Verdaguer, que en estos momentos está en restauración.


Muy cerca de aquí se encuentra el área de recreo de Sta. Maria de Vallvidrera donde hay un restaurante y una zona de pícnic. En el restaurante (La Pinya 2) se come muy bien, aunque recomiendo reservar antes. La zona tiene párquing y una gran explanada para que los niños jueguen. Por detrás, al fondo, se puede ver el Tibidabo y la torre de telecomunicaciones.



lunes, 4 de mayo de 2015

Pavellons Güell




Hasta ahora los Pabellones son una de las pocas obras de Gaudí que no aún no se ha llenado de turistas. Una de las causas era que estaban pendientes de un lavado de cara, por lo que no se les hacía propaganda.

Pero ya les ha llegado el turno y el Instituto Municipal de Paisaje Urbano del Ayuntamiento de Barcelona se encargará de su restauración. Cuando esté acabada, a finales de 2016, se abrirá al público.



Los Pabellones fueron el primer encargo que recibió Gaudí de Eusebio Guell, quien quiso ampliar en 1883 la inmensa finca que su padre había comprado hacía algunos años en la zona de Pedralbes. En ella se encontraba la casa de veraneo de los Güell y las tierras de cultivo que la familia explotaba. La Finca tenía unas treinta hectáreas: bajaba hasta el actual campo del Barça (aún queda en pié la puerta frente a la Facultad de Farmacia) y subía hasta casi el monasterio de Pedralbes.



Las obras de reforma (1884-1887) fueron dirigidas por Joan Martorell y a Gaudí se le encargó una parte de las obras: proyectó el jardín y los pabellones de entrada a la finca por el camino que venía de la carretera de Sarrià, así como el cierre y los accesos a la finca.



Los jardines de la Finca son actualmente parte de los jardines del Palau de Pedralbes. Para esta obra, Gaudí se inspiró en el Jardín de las Hespérides, tal y como Jacint Verdaguer lo describía en su poema L'Atlàntida. El poema trata sobre el sueño de un joven Cristóbal Colón a quien un ermitaño le narró el fin del mítico continente de la Atlántida.

La entrada de los carruajes destaca por su enorme puerta de 5 metros, conocida como la Puerta del Dragón. Es un gran dragón encadenado en hierro forjado, que simboliza la bestia mitológica de Verdaguer, Ladón, el guardián del Jardín de las Hespérides que fue vencido por Hércules. Al morir, se convirtió en la constelación celeste del Dragón, y Gaudí diseñó la puerta de forma que, en el mes de abril, la posición de las estrellas quede en la misma orientación que muestra el dragón de hierro.



Gaudí lo representó con alas de murciélago y cuerpo escamado.



Y con la boca abierta y amenazante, defendiendo la puerta.



Encima del dragón, en el pilar que sujeta la puerta, puede verse un medallón con la G de Güell.


Y en la parte superior, coronando el pilar, un diseño floral que representa un naranjo. En el poema de Verdaguer, Hércules, después de matar el dragón, robó las naranjas de oro del jardín que custodiaban las Ninfas Hespérides.


En recuerdo al héroe, Gaudí diseñó la fuente de Hércules que se encuentra en los jardines de Pedralbes. Y en recuerdo de las Hespérides, que al dejar que Hércules robara las naranjas fueron castigadas, en el jardín se plantaron las tres especies de árboles en las que fueron convertidas: un sauce, un chopo y un olmo.


Al lado, en la puerta de peatones, el dibujo del hierro forjado representa una lira.



Los pabellones constan de portería, caballeriza y picadero. La base es de piedra y ladrillo visto de diversas tonalidades. Fijaros en el detalle de la separación entre ladrillos.



La obra muestra paredes y arcos parabólicos de ladrillo y decoraciones con piezas de cerámica que dibujan formas geométricas. El conjunto tiene cierto aire mudéjar.




Las tres edificaciones están rematadas por unos ventiladores en forma de chimeneas, recubiertas de cerámica. Es aquí donde Gaudí ensayó con los trencadís de cerámica que luego utilizó profusamente en la construcción de sus edificios.



El primer edificio, a la izquierda, es el pabellón de la portería.



Entramos en el jardín, cuando lo visité estaba algo descuidado.



Esta fuente es una réplica de la desaparecida en la Casa Vicens (1953)



Aquí se exponen máquinas y herramientas de construcción de la época entre los que destaca una espectacular grúa, utilizada en la construcción de la Pedrera.



A la izquierda de la puerta de entrada se encuentra la Caballeriza, formada por dos pabellones diferentes y unidos: la cuadra y el picadero.



El picadero visto desde el jardín.



En el techo, una cúpula con forma de templete hace de linterna para que entre la luz al interior.



Aquí se guarda la maquinaria utilizada en la construcción de los pabellones, así como los materiales para el funcionamiento de la propia cuadra. En el suelo, en el desagüe, también puede verse la G de Güell.

          

La linterna de la cúpula permite una buena entrada de luz.



Esta escalera permite el acceso al terrado. Fijaros en la forma de los escalones.


Las cuadras tienen forma abovedada.



Las líneas rectas y curvas se entremezclan.




La puerta de entrada a las caballerizas es también de hierro forjado, y otra vez podemos ver la G.




Tras la muerte de Eusebi Güell, en 1918, sus descendientes cedieron la casa y parte de los terrenos para la construcción del Palau Reial de Pedralbes (Palacio Real de Pedralbes).



El conjunto forma parte del patrimonio de la Universidad de Barcelona, que ha cedido el uso del recinto de los pabellones al Ayuntamiento durante 10 años a cambio de una compensación anual. Los trabajos de restauración y su coste serán asumidos por el consistorio, que espera recuperar la inversión con las visitas turísticas. Además el recinto albergará actividades culturales, científicas y educativas.



En 1969 los Pabellones Güell fueran declarados Monumento Histórico-Artístico de Carácter Nacional.