viernes, 28 de junio de 2013

Barrio Gótico. Alrededores de la Catedral II


Saliendo del Museo Frederic Marès y de nuevo por la calle Comtes, llegamos al Palau del Lloctinent (Palacio del Lugarteniente)
 
PALAU DEL LLOCTINENT
 
 
Nada más entrar vemos un patio ajardinado de planta cuadrada, rodeado de arcos apoyados sobre columnas toscanas, y en el centro una fuente de piedra.
 
 
El edificio data del año 1.557, es de estilo gótico-renacentista y fue diseñado por el arquitecto Antoni Carbonell para residencia del virrey o lugarteniente de la Corona Española en Cataluña dentro del recinto del Palacio Real. De acuerdo con las leyes del Principado, cuando el soberano no se encontraba en territorio catalán debía nombrar a un representante que, normalmente, formaba parte de la familia real.
 
 
No obstante, el palacio nunca fue ocupado por éste y acabó siendo la sede de la Santa Inquisición. Posteriormente, desde 1836 a 1993 fue la sede del Archivo de la Corona de Aragón, actualmente instalado en instalaciones más modernas.
 
 
En la fuente de patio también se celebra por Corpus “L’ou com balla”.
 
 
 
Destaca la escalinata de piedra, en la que encontramos la puerta de San Jordi, realizada en bronce en 1.975 por el arquitecto Josep María Subirachs para comunicar el antiguo palacio real (Saló del Tinell) con el palacio del virrey. 
 
 
 
 
En ella aparece representado San Jorge con el dragón a sus pies, y sobre su cabeza el escudo con las cuatro barras de los Condes de Barcelona y reyes de Aragón.
 
También hay diferentes inscripciones y textos en latín, catalán y aragonés, que narran distintas hazañas y batallas protagonizadas por San Jorge.
 
A la izquierda del Santo hay un panel explicativo y un mapa del Mediterráneo de los siglos XIII al XV, época de expansión de la Corona de Aragón. 
 
 
 
 
 
 
El hueco de escalera está cubierto por un magnífico artesonado de madera tallada que representa una embarcación invertida.
 
 
Las escaleras dan una galería superior de estilo renacentista.
 
 
 
 
 
 
En uno de los ángulos se encuentra un mirador llamado del “Rei Martí”, construído bajo el reinado de Felipe I de Aragón (Felipe II de la Monarquía Hispánica), parece que con la finalidad de avistar la llegada de embarcaciones a la ciudad.
 
 
 
 
 
Está declarado Bien de Interés Cultural en la categoría de Monumento desde 1.931. Puede visitarse de lunes a domingo de 10:00 a 19:00 h. La entrada es gratuita.
 
 
 
El Palau del Lloctinent tiene dos entradas, para seguir la ruta salimos por la contraria a la que hemos entrado e iremos a parar a la Plaza del Rey.
 
LA PLAZA DEL REY
 
 
 
En esta plaza se encuentra este conjunto de edificios que, desde el siglo IX formaron parte del Palacio Condal, y después del Palacio Real Mayor. El gótico es el estilo predominante, aunque en la base del edificio se encuentran restos visigóticos y románicos.
 
 
 
 
En el ángulo de la plaza donde se unen las estructuras del Palau Reial y del Lloctinent se puede apreciar bien el Mirador del Rei Martí, torre rectangular de cinco pisos.
 
 
 
 
En la escalinata de acceso a la Capilla Real y al salón del Tinell se reunían los prohombres de la ciudad.
 
 
 

Algunas de las historias que os cuento a continuación de esta parte de la ciudad, están sacadas del libro de Dani Cortijo “Historias de la historia de Barcelona. Ciutat Vella”, que os aconsejo si queréis saber cosas curiosas.
 
 
Fue aquí donde el rey Fernando el Católico fue objeto de un atentado en 1492, por parte de un payés (agricultor) de nombre Joan de Canyamars, buscando vengarse por la sentencia del rey según la cual sólo los campesinos adinerados podían dejar de estar atados a las tierras que trabajaban. El ataque causó al soberano una herida de puñal en el cuello de la que se repuso. En represaría se le montó en una palestra con ruedas, se le cortaron los pezones con tenazas al rojo vivo, en la Plaza del Blat se le cortó una mano, en la del Born la otra, en la Plaza Sant Jaume la nariz, un ojo y una pierna, y murió desangrado a la vista de todos.
 
¿Os parece cruel? Pues aquí tenéis un poquito más de historia morbosa.
 
 
Como la prisión antigua se encontraba en la Plaza del Rey, ésta se convirtió en el lugar donde se ajusticiaba a los reos en la Edad Media, junto a todos los herejes y brujas condenados por la Santa Inquisición. Cuando no había ajusticiamientos, la plaza se convertía en un mercado.
 
 
Cuando un reo se iba a ajusticiar, se le colocaba un cartel colgado del cuello con el delito cometido por escrito. Realizaba una larga ruta por varias calles de la ciudad. Al llegar a su destino, se le marcaba en la espalda el escudo de la ciudad, para que jamás se olvidara del suceso. Si tenían suerte terminaban en la prisión, si no, acababan en la hoguera o el patíbulo de la plaza.
 
 
A las mujeres se les subía en un asno y se les paseaba completamente desnudas, con un capirote de colores y la barbilla inmovilizada para que no pudieran ocultar el rostro. Los nobles y privilegiados jamás eran castigados, como mucho se les desterraba a un convento o castillo.
 
 
Para los herejes la Inquisición utilizaba el llamado “juicio de Dios mediante el agua”. En la Plaza del Rey se colocaba una balanza enorme. En uno de los platillos se situaba una Biblia, y en el otro al supuesto hereje o bruja, si la persona pesaba menos que la Biblia se demostraba su inocencia. No se qué tamaño de Biblia utilizarían, pero no de extrañar que los barceloneses tuvieran pánico a todo lo relacionado con la brujería.
 
 
 
La escultura de la foto tiene por nombre Topos V y es de Eduardo Chillida. Se trata de una pieza robusta de metal que, jugando con el ángulo de la plaza, tiene también forma de ángulo cerrado por dos lados. En la parte superior está rematada por unas aberturas de forma semicircular; una forma que nos recuerda a los arcos de medio punto medievales como los que vemos en las ventanas de la torre-mirador de la plaza. Los arcos además se pueden leer como la B de Barcelona. 

 
Hoy lo dejo aquí, en la próxima entrada os enseñaré el interior del Palacio y las ruinas del subsuelo histórico de la ciudad.

viernes, 21 de junio de 2013

Barrio Gótico. Alrededores de la Catedral I


En las próximas entradas os invitaré a recorrer los alrededores de la Catedral, una ruta obligada para los turistas y muy conocida por todos los barceloneses, pero que a la vez esconde historias y detalles bastante desconocidos por muchos de ellos. 

 

Para empezar, el Barrio Gótico de Barcelona no tiene la antigüedad que representa, ya que su creación tal y como la conocemos actualmente, empezó a finales del siglo XIX, fruto de una remodelación de la zona, la construcción de la fachada de la catedral, la restauración o traslado de algunos edificios y la creación de nuevos elementos decorativos.

Iniciamos la ruta situándonos en la plaza de la Catedral; mirándola al frente, vemos La Pia Almoina a la derecha.



LA PIA ALMOÏNA. MUSEO DIOCESANO.  Av Catedral, 4


Se construyó como residencia para la comunidad de la regla de San Agustín en 935; se demolió en 1400 y fue reconstruido unos años después con la función de dar de comer a los pobres.

 

Consta de dos cuerpos: el gótico, a la derecha, construido hacia 1435, y el renacentista, longitudinal al anterior y añadido en 1546. Ambos se encuentran adosados a un fragmento de la muralla romana, en el que destaca una torre hexagonal.
 
 
Actualmente acoge el Museo Diocesano una colección que reúne obras de estilos románico, gótico, renacentista y barroco. Podemos encontrar pintura, escultura, orfebrería, indumentaria o cerámica religiosa, desde la edad media hasta el siglo XX.
 
 
Un elemento característico actual son las puertas del museo. Fueron diseñadas y realizadas por el artista catalán Josep Plandiura junto al escultor y forjador Enric Pla Montferrer. Esta obra fue objeto de duras críticas debido al contraste que existía entre la obra abstracta y la arquitectura gótica del entorno. Os muestro las dos puertas de la Pía Almoina y podréis compara estilos.




 


Desde esta última puerta, avanzamos por la Calle Comtes en dirección al Museo Marés.

 

EL ESCUDO DE LA INQUISICIÓN
 
En esta calle, en lo alto a la izquierda, hay un escudo de piedra. Representa al temido Santo Oficio de la Inquisición, instalada en Barcelona en 1483 bajo la supervisión del inquisidor general en Cataluña fray Tomás de Torquemada, que impuso penas mucho más duras que la “tolerante” inquisición castellana. Esta institución estuvo alojada en un edificio de la Plaza de Ivo a partir de 1542 y perduró hasta 1820.

 
Aunque está algo desgastada, podemos ver el escudo de Felipe II junto a los símbolos de la Inquisición: una cruz cristiana y una espada, que simboliza el trato a los herejes, y una rama de olivo que significa la misericordia y reconciliación con los arrepentidos.


Rodea el escudo una cadena de eslabones: es la orden del Toisón de Oro (actualmente aún utilizado por la casa real) y debajo cuelga la piel de un cordero (aunque en esta placa parece un cerdo). 

En la plaza del Rey, que explicaré un poco más adelante, la inquisición torturó y quemó a gran número de herejes y brujas.

 
Seguimos y entramos en la Plaza Sant Iu, llamada así por la puerta de acceso a la Catedral que ya comenté en una anterior entrada al blog.

 
En esta plaza, en el nº 5,  encontramos la entrada al MUSEO FREDERIC MARÈS.

 
Este edificio era el Palacio Real Mayor o Casa del Rey. Esta zona del palacio se utilizaba conjuntamente con los apartamentos del Palacio Real Menor (o de la reina) que fue demolido en el siglo XIX y que inicialmente había pertenecido a la Orden Templaria.

 

Esta parte del Palacio y del resto de los edificios, cayó en desuso a partir del siglo XV por el creciente absentismo de Cataluña de los Reyes pertenecientes a las dinastías Trastámara y, especialmente, de la Casa de Austria, y pasó a ser ocupado por la Inquisición, y la Real Audiencia del Principado de Cataluña, sufriendo muchas transformaciones. 

 
El patio, llamado Vergel del Palacio es un pequeño rincón muy tranquilo y acogedor. En el surtidor del patio el día de Corpus se celebra la tradicional fiesta de "L'ou com balla". 


 
Adornado con naranjos y rodeado por los soportales, se convierte en un espacio especialmente agradable con el buen tiempo, que podemos disfrutar en el quiosco de bebidas que está abierto desde la primavera al otoño.

 


El aspecto actual es consecuencia de diversas restauraciones realizadas en el siglo pasado para ubicar en el edificio el interesante Museo creado por el escultor y coleccionista Frederic Marès.
 


 
La idea del museo nació en 1944 cuando Marès realizó una exposición de gran parte de su colección. La muestra incluía diversos objetos como algunos incunables o muestras de esculturas medievales. Marès prometió entonces donar su colección a la ciudad. El museo fue inaugurado de forma oficial en 1948 e inicialmente constaba sólo de 4 salas. El edificio fue ampliándose con nuevas salas hasta 1970, año en el que el museo adquiere el volumen actual.

 
No os podéis perder la visita a este museo, realmente merece la pena. Se divide en dos grandes secciones: la Colección de escultura recoge piezas del Estado español desde la época pre-romana hasta el siglo XIX, entre las que destacan las de la edad media y las tallas policromadas religiosas. El Gabinete del coleccionista comprende un conjunto de trabajos artesanales y de la vida cotidiana de nuestros antepasados, que van del siglo XV al XIX.

 
Hoy lo dejo aquí. En la próxima entrada os explicaré más cosas sobre la Inquisición y anécdotas de la plaza del Rey, entre otras cosas.