jueves, 6 de diciembre de 2012

Ruta por el Barrio de Sant Pere (II)

El barrio de Sant Pere estaba incluido dentro del segundo recinto amurallado de la ciudad (siglo XIII). Sus estrechas calles mantienen inalterada su estructura original, aunque la mayor parte de sus edificaciones fueron retocadas durante los siglos XVIII y XIX. 
 
 
Sant Pere més Alt
Durante los siglos XVIII y XIX dominaba en el barrio una población de industriales y comerciantes del sector textil, que tenían aquí su casa, talleres y oficinas. Un ejemplo de ello son los dos pasajes que encontramos en esta calle.

 
Pasaje de Sert (entre las calles Trafalgar y Sant Pere més Alt, nº 49).


En este edificio de 1867 estuvo la fábrica de tapices de la familia Sert, de la que fueron miembros destacados el pintor Josep M. Sert y el arquitecto Josep Lluís Sert.  El pasaje está repleto de plantas y luz. Un rincón bastante desconocido donde actualmente hay un buen número de oficinas.



 




Pasaje de las Manufacturas.


Este pasaje también se encuentra entre las calles Trafalgar y Sant Pere més Alt.

Joan Cirici, fabricante de tejidos , abrió este pasaje en 1876. Actualmente tiene un aire de cierto abandono, está lleno de pequeñas tiendas, la mayoría cerradas, y algunos bares  bastante curiosos y con encanto dado el lugar en el que se encuentran.


 


Al final de la calle, llegando a Via Laietana, encontramos las joyas del barrio: el Palau de la Música y la casa del Gremi de Velers.

No obstante, antes de hablar de ellos, quiero hacer un alto en otro edificio que pasa un tanto desapercibido al lado de los otros dos. Está situado en el nº 4, data de 1788 y destacan sus esgrafiados de 1898 obra de Francesc Soler Rovirosa.  Sobre fondo verde aparecen jarrones, guirnaldas y flores.
 
 
Llega el turno para una de las obras más emblemáticas de Barcelona y del modernismo catalán: El Palau de la Música Catalana, declarado Patrimonio de la Humanidad.

 
 
Fue construido entre 1905 y 1908 por el arquitecto Lluis Domènech i Montaner y promovido por el Orfeón Catalán para ubicar aquí su sede social.
 
Las fachadas, muy complejas, utilizan básicamente el ladrillo rojo visto y cerámica de color, y confieren al edificio un aire de castillo fantástico.

 
 


 
Los elementos compositivos y ornamentales reciben inspiraciones muy diversas, desde el gótico europeo hasta los estilos orientales, tendiendo a subrayar la identidad catalana con detalles escultóricos donde figuran la bandera o la cruz de San Jorge.

 
 
Para la realización de la profusa decoración interior y exterior, Domènech contó con el trabajo de los mejores artesanos de la época: Eusebi Arnau, Pablo Gargallo y Miquel Blay en los diferentes grupos escultóricos, Lluís Bru en los mosaicos o Antoni Rigalt los vitrales.

 



 
La fachada realizada por Domènech i Montaner, sorprende por su construcción que se realizó como si fuera a la vista, a pesar que estaba completamente oculta por la iglesia de san Francisco de Paula. En 2004 se inauguró la ampliación del Palau, según proyecto de Oscar Tusquets, que a través de una superficie de vidrio permite contemplar la fachada.
 

 
 
A pesar del contraste estilístico, la nueva estructura se integra gracias al ladrillo visto. La obra de Tusquets fue reconocido con el Premio FAD.



El interior se puede ver cada dia: de 10 a 15.30 h. La entrada es cara: 17 euros, aunque la verdad es que merece la pena. Eso sí, olvidaros de hacer fotos: te van siguiendo y controlado para evitarlo.
 
 
 










Y para terminar llega el turno para el otro de los edificios más destacables del barrio: La Casa del Gremi de Velers (tejedores de velas y ropa de seda a mano).
 

 
El crecimiento  del tránsito marítimo a finales del siglo XVIII supuso un aumento en la demanda de velas. Esta situación propició la construcción de un local propio, que fue encargado al arquitecto  Joan Garrido y fue construido entre 1758 y 1764. Se caracteriza por sus magníficos esgrafiados, con pinturas de figuras de atlantes y cariátides, guirnaldas y pilares simulados.
 
 
Fue restaurado entre 1928-32 bajo la dirección de Jeroni Martorell. Al mismo tiempo, Fernando Serra realizó los esgrafiados de la plaza de San Francisco, siguiendo los mismos caracteres estilísticos ya existentes.
 
La planta principal todavía hoy pertenece al gremio (Colegio del Arte Mayor de la Seda) mientras que los otros son utilizados como viviendas particulares. En los últimos años el edificio ha sido rehabilitado integralmente: las dependencias del Colegio, todas las salas y salones, mobiliario, carpinterías, tapicerías, pergaminos y el exterior del edificio.

 
En la esquina con Laietana, una capilla protege a la patrona del gremio, la Virgen de los Ángeles, obra del escultor Juan Enrich.



 

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