Se encuentra en el carrer Nou de la Rambla 3, fue proyectado por Antoni Gaudí y está considerado Patrimonio de la Humanidad desde 1986. Recientemente ha sido objeto de una cuidadosa restauración por parte de la Diputación de Barcelona, iniciada en 2004 y finalizada en 2011.
El Palau Güell ha recuperado la luz y el brillo que de sus primeros días, gracias a la restauración y limpieza de sus elementos y la restitución de colores originales, redescubriendo un acabado exquisito.
El Palau perteneció a la familia Güell, que encargó el proyecto de su construcción a Antoni Gaudí hacia 1886, alargándose las obras hasta 1890, aunque en la fachada conste el año 1888.
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Vidriera con las iniciales de Eusebi Güell |
La familia Güell vivió en esta casa desde 1888, celebrándose en sus salones algunas de las recepciones de la Exposición Universal y fue el suntuoso escenario de reuniones culturales y sociales. En 1910 el conde abandona el edificio para ir a vivir a una casa que había adquirido dentro del recinto del Park Güell también de Gaudí.
A partir de eso momento, el palacio es habitado por la hija del conde Mercé Güell hasta 1945, en que el palacio fue vendido a la Diputación de Barcelona, que instaló en él, el Museo de Arte Escénico. Durante la guerra civil lo ocuparon los anarquistas. Más tarde albergó las dependencias del Institut del Teatre.
Fue construido con materiales de la mayor calidad, con una lujosa decoración, en la que se observa gran cantidad de detalles. Incluye mármol, techos cubiertos con maderas preciosas (Gaudí llegó a diseñar 160 tipos diferentes de techo), muebles y apliques de marquetería de gran calidad.
Asimismo, Gaudí estudió todas las soluciones técnicas y estructurales del edificio, cuidando al máximo detalle aspectos como la iluminación, la ventilación o el aislamiento acústico del exterior.
Fachada
Al estar situada en una calle estrecha, resulta difícil observar bien la fachada, muy sobria, construida en piedra. La entrada cuenta con unas magníficas puertas de arcos parabólicos y rejas de hierro forjado con las iniciales E y G del propietario en su parte superior. Entre ellas, el escudo de Cataluña y un yelmo con un dragón alado, obra de Joan Oñós.
En la tribuna de la fachada Gaudí empleó un original sistema de arcos catenáricos y columnas con capiteles hiperboloidales, estilo no empleado ni anterior ni posteriormente a Gaudí.
La fachada posterior es también de gran sobriedad; presenta un original diseño basado en una tribuna con persianas venecianas de madera y adornada con cerámica.
En las plantas superiores hay un balcón con una sorprendente pérgola.
Vestíbulo y escalera de honor
El recibidor interior tiene una altura de tres plantas. Gaudí consiguió aumentarlo en su percepción visual mediante la instalación de un gran número de columnas.
Gracias a un ingenioso sistema de distribución de las estancias, el edificio, con 480 metros cuadrados por planta, parece mucho más grande de lo que es.
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Ventana del vestíbulo |
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Detalle de una ventana del primer piso |
Desde aquí se accede a la escalera noble, que da acceso al resto de estancias del edificio.
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Detalle del techo. Acceso a la planta noble |
Planta noble
En la planta principal hay una serie de salones, donde se recibía a los invitados, así como el despacho del conde Güell y otras estancias.
Las estancias se enseñan prácticamente vacías, ya que lo que se intenta destacar la arquitectura en los diferentes espacios.
No obstante, se muestran algunas piezas del mobiliario protegidas detrás de cristales, como el comedor.
Todas las estancias denotan un gusto exquisito. En ésta destaca el techo de madera y piedras semipreciosas.
Y llegamos a la entrada del salón central pero eso será en la próxima entrada del blog.