Desde hace 9
años, con la llegada de la primavera, llega también a Barcelona la Passejada
amb barret (Paseo con sombrero). Se trata de un acto lúdico que quiere
promocionar este elegante complemento que otra época fuera una pieza
indispensable del vestuario, y que actualmente empieza a ponerse otra vez de
moda aunque no sin cierta timidez.
Para las sombrererías
de la ciudad este paseo es el escaparate de sus productos y creaciones. Por
esta razón, he ido a ver con otras compañeras, a mi amiga Núria Arnau, la
actual propietaria de la Sombrerería Mil, una tienda con solera situada pleno
centro de Barcelona (Fontanella 20, junto a Vía Laietana), para escoger qué luciremos en la cabeza
ese día.
¿Quién no ha
pasado por delante o se ha parado alguna vez ante el escaparate de esta tienda?
Si vuestra familia es de Barcelona, seguro que vuestros antepasados entraron y compraron alguna vez aquí, ya que la tienda funciona
desde 1917, aunque los orígenes del negocio se remontan a 1856. Más de ciento
cincuenta años haciendo sombreros y
adaptándose y evolucionando con la moda.
Entrar en la
tienda es una gozada. La exposición que tienen es amplísima y tentadora. ¿Qué
me queda bien? Empezamos a coger sombreros, gorras, panamás, pamelas, tocados,
bombines, canotiers, chisteras, boinas y barretinas…aquí encuentras de todo y
aprovechamos la circunstancia para hacer lo que normalmente nunca nos
atreveríamos: probarlo todo.
Ahora tienen
puesta en exposición lo que se va a llevar esta primavera y verano, a mí me ha
encantado, os dejo una muestra.
Núria me ha
enseñado también su taller, el instrumental y cómo trabaja en una de línea de
sombreros de creación propia.
Porque,
además de vender productos de marca, es una gran artesana (o mejor dicho, una gran
artista) que crea sus propias colecciones, llenas de imaginación. ¿Se nota que
soy fan de su trabajo? Lo soy porque la he visto coger una cinta y un sencillo sombrero
y crear, de forma improvisada y en un momento, un fantástico complemento
lleno de estilo.
Y donde pone
realmente se nota este saber hacer es en sus tocados, sombreros y complementos
de fiesta y ceremonia. Son pequeñas
obras de arte que, cuando te las pruebas, inconscientemente coges con mimo y cuidado,
como si se fueran a romper.
Finalmente
hemos escogido todas unas muestras de su trabajo para lucir en la Passejada.
Nos hemos decantado por los de ceremonia, más espectaculares, de colores, formas y materiales diferentes,
para que se vea la diversidad de su trabajo.
Y así nos
hemos ido este domingo al punto de
concentración, en a la Rambla Cataluña con Diagonal, delante de la jirafa
coqueta, que seguro que nos mira con envidia.
Parte del grupo de la Sombrerería Mil |
La marcha
avanza por la calle, con lentitud, para dejar que todo el mundo nos vea. Los
fotógrafos, profesionales o no, con
cámaras o móviles, se arremolinan alrededor de los paseantes para capturar las
mejores creaciones, o las más originales.
Núria ha
hecho una reproducción del sombrero del personaje de Alicia “El sombrerero
loco” y ha encontrado un joven valiente que ha salido a la calle con él. Todo
el mundo le iba parando para fotografiarle, yo creo que no se esperaba tanta
expectación porque lo he visto un poco apabullado.
Claro que no
ha sido el único que ha causado furor. Difícil decidir que sombrero era el más glamuroso, o el más original, o el más espectacular...Os incluyo algunas fotos del paseo y de la gente que participó.
Niños, jóvenes, adultos y ancianos, hombres y mujeres, clásicos o contemporáneos... hay para todos los gustos y edades.
Como dice
Núria, cuando llevas sombrero la gente te mira y entonces te sientes raro y con
vergüenza. Pero no te miran porque se rían o pienses que vas ridículo, si no
porque piensan que vas muy elegante y les gustaría atreverse a ir igual. Y aquí
queda demostrado que, en el fondo, a todos nos gustaría ser valientes y lucir
este complemento en la cabeza.
¿Y tú, donde estas? no te veo y en soluciones no dices nada
ResponderEliminarjajaja, ¿ya no me reconoces?
EliminarÚltima foto a la izquierda, tocado verde claro. De todas formas, eso es lo que tiene ser la fotógrafa: nunca queda constancia de que he estado en los sitios.